lunes, 31 de octubre de 2011

Rutina

Suena la alarma, cansada mira la hora, sólo son las 7:45, -cinco minutos más...- piensa, repasando tristemente lo que le queda por pasar ese día.Vuelve a abrir los ojos, ¡mierda! las 8:05, menos mal que sólo quería dormir cinco minutos más... ya llega tarde a clase, en 20 minutos tiene que estar plantada en la puerta de lengua castellana y literatura, otro puto lunes a primera hora llegando tarde, la que le espera cuando entre por esa puerta...
Se viste en menos de cinco minutos, se mira en el espejo y no se encuentra, no se siente bien y feliz consigo misma, no desayuna, ya está de camino a clase, con un poco de suerte llegará con la hora justa, aprieta el paso, le viene bien ya que el frío a esas horas de la mañana es insoportable, ella es bastante friolera, ahora desearía estar liada en su mantita alejada de cualquier posible realidad.
Llega justo a tiempo a clase asique se libra del sermón de la profesora, pero aun así no se libra de su mal humor diario. Hace sus tareas mientras observa furtivamente aquel chico que no la deja rendir bien en clase, imaginándose como serían las cosas si se acercara a decirle algo, sabiendo como estaban las cosas... mejor no arriesgarse. Ella lo ignora diariamente, él la mira con ojos tristes pero aún así también la ignora. Miradas cargadas de sentido viajan de un lado a otro de la clase, sobrevolando las cabezas de los indiferentes compañeros de clase, llegando a un extremo de la clase para arrancarle una pequeña elevación en las comisuras de la boca de ella y un fugaz destello de felicidad en los ojos de él.
Llega la hora del recreo, ella baja sin ganas las escaleras, pensando que el recreo es la peor parte de la mañana. Llega al patio, saluda a sus "amigos", es decir, a las personas que se hacen llamar así por el simple echo de permanecer años cerca, a pesar de no demostrar merecer esa palabra la mitad de ellos...
Saca su sandwich de pavo o su yogurt, -¡malditos complejos!- piensa cada día, todo culpa de una sociedad en la que usar la talla 40 implica ser gorda, la curva de la felicidad no la hace precisamente feliz y sus esfuerzos por remediarlo a menudo se van al traste por comentarios que si supieran las repercusiones que tienen, muchas veces los callarían. Pasa el resto del recreo sola, sin hablar con nadie y sintiendose fuera de lugar, sintiendo que allí sobra, asique observa desde la distancia un poco más a aquel chico, el de la risa bonita, y se marcha a no sabe dónde, a la biblioteca, o a sentarse en las escaleras, deseando que toque el timbre para entrar en clase y así sentir que al menos pertenece a algún sitio. Llega la hora de irse a casa, al fin, pero algunos días esta opción no es la mejor, a veces desearía salir de clase para irse lejos, a cualquier lugar, menos a casa. Indignada decide ir a casa, no le queda otra opción. Llega de mala gana, entra por la puerta, deja su mochila en el suelo de la sala de estudio y ya empieza la contienda diaria; gritos, insultos y órdenes es lo único que se escucha en toda la casa. Come rápido y se va a dormir, a esperar a que pase y él se vaya...
Su móvil suena y la despierta con una sonrisa, es el chico de clase. Va hacia el ordenador y abre su messenger. Pasa las horas hablando feliz con el, por un momento algo de tranquilidad en todo el día, la paz que le transmite esa persona... no encuentra las palabras para definirlo exactamente, cómo la hace feliz con cualquier pequeño gesto, no quiere que ese momento pase nunca. Se despiden para volver a hablar más tarde, y ella decide ponerse a terminar sus deberes, después va hacia el baño de la planta de arriba y se da una larga y relajante ducha, en la que una vez más, se permite el lujo de pensar en el y recordar buenos momentos, los únicos momentos buenos que está teniendo ultimamente, sólo él hace que no se sienta sola ya, la hace sentirse bien pero siempre ha de ser paciente. Suena el móvil de nuevo, es él, vuelven a hablar durante horas y al final, tristes se despiden hasta el día siguiente. Ella procura evitar en la medida de lo posible a aquel que se hace llamar "padre", sólo trae problemas en su órbita gravitatoria, asique mejor asentir y callar, asentir y callar. Ya es tarde y se va a la cama, pero antes lee un rato, le gusta la sensación que le deja un buen libro antes de dormir, leer hace que se translade a otros mundos, épocas o vidas. Cierra el libro ya cansada, lo deja, cierra los ojos y se pone a pensar en todo, una vez más se pone triste asique decide volver a pensar en él para animarse, y sin darse cuenta se duerme... y así un día más de su vida ha pasado.