domingo, 26 de junio de 2011

Perdóname, ángel...

Hoy tus ojos no tienen color y la única foto tuya se me rompió, pero en el recuerdo que aún me queda de ti se vuelven marrones.
Empiezo a pensar que era verdad lo que dijiste un segundo antes de marchar y aunque en realidad yo no lo he pasado bien te sigo esperando; y yo, hoy camino por el agua que un día convertiste en vino enseñándome el camino.
Perdóname ángel por lo que te he echo, sabes mejor que nadie lo mucho que te quiero.
Mi teléfono no suena, supongo que eres tú... dándome las de arena, tapándome la luz.
Hoy la Luna no me hace dormir, solamente hace que el Sol me tarde en salir, y con los primeros rayos empezarán otro día duro sin ti.
Perdóname ángel por lo que te he echo, sabes mejor que nadie lo mucho que te quiero.
Mi teléfono no suena, supongo que eres tú, dándome las de arena, tapándome la luz, la luz que me arropaba, por eso mis palabras salen ensangrentadas.
Mira que advertiste, sí, que tu amor no era ciego, no.
Y hoy te doy dos sorbos, y ahora a empezar de cero.

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